Zonas de contacto: el arte en CD-Rom

Texto curatorial por Timothy Murray de la Universidad de Cornell

Los recientes avances en el arte digital han catalizado una gran riqueza de oportunidades para el intercambio cultural y la reflexión. Las prácticas de apropiación, collage y montaje se han visto realzadas por las posibilidades digitales de sobreponer, yuxtaponer y formar secuencias complejas a partir de la historia visual y sonora. Lo que anteriormente sólo podía ser apreciado en un encuadre o en una proyección, ahora puede ser analizado en plataformas simultáneas desde múltiples perspectivas locales y globales. En efecto, debido a su capacidad para cruzar con una velocidad y agilidad bienvenidas las plataformas y las fronteras materiales e intelectuales de las que anteriormente habían sido segregados, los nuevos medios han sido acogidos entusiastamente por una gran variedad de artistas políticos que van desde las feministas hasta los ciberpiratas y de los activistas afro-americanos en Estados Unidos hasta los artistas aborígenes de Australia y Norte América

Más aún, a diferencia de muchas iniciativas emprendidas anteriormente por las vanguardias históricas, estos proyectos digitales tienden a un formato de presentación abierto, en las esferas públicas y masivas del cine, el video musical, los clubes de baile y la red.

Y más que asumirse como los profetas privilegiados del futuro, como la vanguardia, muchos artistas que trabajan en estos nuevos medios enfrentan el hecho de que lo que alguna vez se pensó sería el futuro electrónico, en efecto es el enigmático PRESENTE. Un resultado de esto es una refinada relación con el pasado, no sólo como algo que se entiende y es regresivo, algo que debe cortarse o desecharse en aras del progreso vanguardista, sino como algo maravillo-samente críptico, aunque también profundamente perturbador y traumático que debe formar parte de un diálogo crítico con el presente para conformar paradigmas personales, políticos y sociales que puedan ayudar a informar a las rápidas expansiones del tecnofuturo. En este sentido, los nuevos medios le proporcionan a los artistas la oportunidad de incorporar relatos e historias y problemáticas antiguas en el contexto de su conceptualización o revisualización contemporánea. El CD-Rom tiene un papel particularmente importante en estos cambios. Al proporcionarle a los artistas "longitudes de banda" más anchas y bases de datos más amplios que los que se pueden obtener fácilmente en el Internet, el formato del CD-Rom le da la oportunidad a los artistas de situar su pensamiento y práctica en una amplia gama de interacción visual, sonora y textual.

Hasta cierto grado podría decirse que los materiales y los códigos del CD-Rom colocan incluso al más aislado de los artistas en el epicentro de la recepción y el intercambio tanto de la información pública vieja como de la nueva y de los sistemas de entretenimiento. Sin embargo, el CD-Rom no pierde sus fuertes conexiones con la naturaleza más privada y menos pública del libro que mantiene secuestrados a los lectores en los placeres solitarios de su recorrido y reflexión sobre el espacio delimitado de la pantalla de computadora aislada. Algunos analistas digitales se preocupan sobre el declive que ha sufrido la esfera pública debido a la expansión de la computadora doméstica y a la redefinición del espacio doméstico como una esfera de estaciones de observación separadas, una arquitectónica que podría hacer del "cuarto de televisión" casero verse como el espacio anhelado para las relaciones sociales. Pero precisamente lo que Zonas de contacto busca provocar es la desmitificación de la soledad de la interacción a través de la computación.

Ya sea que acerque a unos usuarios con otros durante su recorrido de la exposición o los ponga en contacto con otras culturas, perspectivas ideológicas o estados de fantasía subliminal al navegar por sus programas, Zonas de contacto propone al CD-Rom como un catalizador para nuevas colectividades, ya sean públicas en el sentido político de la interacción grupal y la identidad o privadas en el sentido del inconsciente colectivo y sus identificaciones a través de memorias compartidas.

Zonas de contacto, el concepto que escogí para conformar esta exposición, también pretende acercar el provocador discurso de los nuevos medios al diálogo crítico de varias comunidades teóricas para quienes este término tiene una particular relevancia. Los teóricos culturales inmediatamente detectarán que este término fue utilizado por Mary Louise Pratt para referirse al "espacio de encuentro colonial, el espacio en el que personas separadas geográfica e históricamente entran en contacto uno con otro y establecen relaciones permanentes, que generalmente implican condiciones de coerción, patente desigualdad y conflicto incontrolable" (Imperial Eyes:Travel Writing and Transculturation [Londres: Routledge, 1992], pag. 6). Pratt agrega que tomó el término "contacto" de la lingüística en donde se utiliza como una improvisación lingüística entre parlantes de distintas lenguas que necesitan comunicarse, generalmente dentro del contexto del comercio o el colonialismo y que da como resultado el desarrollo de lenguas francas o criollas. También entendemos que "contacto" puede tener una valencia particular no sólo en los contextos social y lingüístico, sino en tipo de contextos material y eléctricos que han llevado a la revolución digital. En ellos, zonas de contacto se entiende como los puntos de generación y flujo de energía en los circuitos electrónicos y de computadora que sostienen la interfase digital a través de idiomas y geografías. Finalmente, contacto ha sido entendido como el conductor de representación entre los campos preconsciente y consciente de la psique Freudiana, con su curiosa liga entre la imagen y la palabra, así como la bisagra temporal entre el pasado y el futuro en las discusiones filosóficas en torno al tiempo y el espacio de los filósofos de lo virtual, desde Deleuze hasta Lyotard. Por ende, zonas de contacto, esta noción amplia pero precisa, sirve como metáfora para esta exposición de arte en CD-Rom cuyas obras catalizan la reflexión en torno a la superposición simultánea y acelerada de las múltiples zonas materiales y conceptuales que resuenan en un contacto muy cargado unas con otras en la misma plataforma digital.

Esta exposición, que fue propuesta como una forma de acercar a los investigadores y estudiantes de Cornell al emocionante e innovador trabajo artístico y teórico que actualmente se está creando con el uso de las plataformas digitales, es parteaguas en el desarrollo de los estudios digitales en esta Universidad y con suerte tendrá una importante reverberación en la red internacional. En el corazón de esta aventura están el trabajo artístico y sus creadores que aportan a la comunidad de productores y teóricos digitales un enfoque flexible y traslapado al "contacto". Las obras expuestas en Zonas de contacto evidencian que colaborar en un proyecto crítico en torno a la digitalidad artística no simplemente significa acercar la teoría al arte, sino que significa establecer una zona crítica en la que el arte digital mismo provoque los discursos de su teorización.

De tal suerte que los artistas de Zonas de contacto entremezclan los campos visual y sonoro, con presentaciones textuales como una forma de generar ideas en torno al papel de la interacción cultural y social en la era digital. Los artistas aquí reunidos tampoco pierden de vista la posición del futuro digital en relación a consideraciones de la influencia ACTUAL de plataformas de representación tradicio-nales del pasado: el texto, la pintura, la fotografía, el cine, la arquitectura, el performance, etc. En efecto, estos artistas crean nuevas zonas en las que en contacto entre las disciplinas artísticas y académicas puede replantearse. En este contexto, incluso puede afirmarse que a quien se recurre en busca de teorías, que no profecías, sobre el inminente milenio, es a los artistas de los nuevos medios.

Aunque la arquitectura de la exposición misma será permeable durante su recorrido, la muestra fue estructurada inicialmente para exhibirse en Cornell resaltando tres interfases estimulantes entre las artes digitales, la tecnología de la información y la teoría cultural. Sin duda los restos de estas interfases permanecerán patentes a lo largo del recorrido aunque cambien las circunstancias materiales y los contextos de su exposición.

l. La exposición investiga varias zonas de contacto conceptual forjadas por los artistas que trabajan en nuevos medios: entre pensamientos, recuerdos, y culturas; entre géneros, sexos y sexualidades; entre géneros artísticos y literarios; entre mercancías y sitios de intercambio; entre una globalización cada vez generalizada y las identidades nacionales aferradas a no desaparecer, etc. Los programas de CD-Roms están agrupados en catorce grupos concep-tuales en torno a los siguientes temas: Fiebre de archivo, Artintact, Interfase barroca, Cuerpos sin órganos, Puntos de inspección, Espectros cinemáticos, Sistemas de entrega eléctricos, Hipertexturas, Mutaciones de identidad, Errores de memoria, Trabajo ocular en la era digital, Máquinas de sonido, Metrópolis virtual y Libros maravillosos (estos grupos y sus contenidos pueden sufrir transformaciones y cambios durante la vida de la exposición). Y estos diferentes programas son instalados y rotados de sitio en sitio para garantizar el contacto sonoro y visual entre ellos mismos para que se genere un diálogo artístico de interfase electrónica y cultural e intertextualidad artística e intelectual.

ll. Instalada en siete diferentes espacios a lo largo del campus Ithaca enla Universidad de Cornell y diseñada para trasladarse parcial o totalmente a otros sitios de exhibición en museos, galerías y universidades, esta exposición promueve la reflexión de cómo el arte digital puede servir para crear "zonas de contacto" entre diferentes sedes (del laboratorio computacional al museo o a la biblioteca) así como entre diferentes disciplinas académicas y artísticas (del arte y la literatura al cine, las ciencias computacionales, la arquitectura, el performance o los estudios sexuales) que comparten un interés común en el desarrollo de y la reflexión crítica sobre la visualización digital. Desde una biblioteca o un museo, un edificio público o el centro de conferencias de humanidades, el edificio de ingeniería o los de agricultura y ciencias de la vida, Zonas de contacto establece nuevas zonas de contacto interpersonales o virtuales entre grupos de usuarios a los que generalmente no se les ocurriría compartir un espacio o una práctica común. Así mismo, el recorrido de la exposición de región a región, de país en país, y dentro de diferentes espacios institucionales, pretende ampliar y complicar las zonas de contacto local, académico en torno a las que originalmente se concibió la exposición.

III. De igual relevancia para este objetivo es el sabor internacional de la exposición. Al reunir la obra de artistas reconocidos y emergentes de dieciocho países, Zonas de contacto refleja la globalidad y la capacidad de atravesar y abarcar nacionalidades que tiene la nueva composición del mundo de la comunidad digital. Aún cuando la mayor representatividad de algunas plataformas nacionales y centros de producción digital, particularmente los de Australia, Alemania y los Estados Unidos requiere un análisis continuo sobre la desigualdad de distribución de la riqueza digital y su acceso a ella, la diversidad nacional de las autorías que caracteriza la gran mayoría de las piezas en Zonas de contacto ejemplifica la fluidez artística prometedora y la interconectividad dialógica del globalismo no comercial de la comunidad del arte digital. En vista de lo anterior, el objetivo de Zonas de contacto es hacer patentes las posibilidades del CD-Rom y las tecnologías digitales para explorar las realidades, fantasías y representaciones del contacto en diversas formas, medios y espacios.


Timothy Murray, el curador, es profesor de inglés y director de la licenciatura de cine y video en Universidad de Cornell. Desarrolló esta exposición en conjunto con instituciones académicas y curatoriales en Francia, Australia, Canadá, España y Estados Unidos. En octubre de 1997, fue co-curador de una galería de CD-Rom para el Flaherty Film Seminar sobre Memoria y Modernismo en Ithaca College en el que se catalizaron los planes para la exposición. A esto, en diciembre de 1997, le siguió su programa de tres paneles sobre Cultura Electrónica para la Modern Language Association en Toronto, cuyos principales ponentes, Arthur y Marilouise Kroker, Louise Dompierre, Verena Conley y Margaret Morse, contribuyeron a su diseño conceptual. El autor ha escrito textos para catálogo sobre instalaciones digitales para el ZKM en Karlsruhe, el Power Plant Contemporary Art en Toronto y la Fundación La Caixa en Barcelona. Entre sus libros se encuentran Like a Film: Ideological Fantasy on Screen, Camera and Canvas (Routledge 1993), Drama Trauma: Specters of Race and Sexuality in Performance, Video, and Art (Routledge 1997), y Baroque Interface: Utopic Visions, Electronic Art, and Cultural Memory (Minessota, en proceso de edición). Es editor de Mímesis, Masochism, and Mime: The Politics of Theatricality in Contemporary French Thought (Michigan 1997), y actualmente está editando un número especial de Wide Angle sobre La digitalidad y la memoria del cine y un número especial de Sites: The Journal of 20th-century/Contemporary French Studies sobre Nuevo cine, video y nuevos medios en Francia.